La administración presidencial actual parece un enorme tractor viejo de arado sin frenos, manejado desde un ambiguo poder político por un ciego y torpe sujeto que a tumbos viene destruyendo la institucionalidad de un país sin pulso, sin reflejos ni reacción alguna…corran!

 
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eduardo a arias a

 

La pandemia les cayó como milagro del cielo cuando vivíamos a diario el genocidio de líderes sociales, masacres, niños bombardeados con excusa incluida, desplazamientos forzados, paramilitarismo desbordado y sanguinario con decapitaciones incluidas, desempleo, ñeñe-elecciones, narco cultivos imparables, altísima impopularidad, nombramientos arbitrarios, renacer de la guerra, narcotráfico mexicano, indiferencia al proceso de paz, descrédito del partido de gobierno, inseguridad rebasada y una polarización suicida, egoísta y destructiva.

Rodeado de los hombres más poderosos, un inestable jefe de estado, cada vez más alejado de las angustias del pueblo pobre de Colombia, se esfuerza a diario por ampliar la brecha entre las clases sociales que conforman el espectro socio- económico del país, derrochando generosidad hacia los adinerados de siempre y abandonando a su suerte a comunidades marginadas indígenas, negritudes, trabajadores informales, campesinos, pescadores, artesanos y demás fuerzas menores de la producción.

Cumpliendo un plan macabro maquinado desde la profundidad de las cuevas de un siniestro partido, todos los entes de control, cortes y gran parte de los juzgados, los medios y diversas posiciones de poder, fueron “tomados” convenientemente por un gobierno dispuesto a manipularlo todo a su favor, pulverizando lo poco que quedaba de la ética y de la moralidad pública.

Hicieron de la democracia una palabra vulgar pisoteada y burlada a discreción y a conveniencia con un cinismo y despotismo nunca visto aquí ni en la región, por un régimen dizque constitucional que desconoce los derechos más elementales del hombre de la calle.

A través de los medios agitaron una estrategia de comunicación para tomarle el pulso al país en dos temas antidemocráticos y violentos: el alargue del período presidencial y el uso desbordado de armas. La airada opinión pública mostró sus colmillos y las propuestas se desvanecieron rápidamente.

Por eso la consigna que nos molesta a todos se hace cada día más insoportable: “Como aquí no les pasa nada, hacen lo que les da la gana!”

Y así, protegidos por un dios indecoroso y corrupto, le dieron rienda suelta al escándalo de Odebrecht, a la Ñeñe financiación, a pilotos criminales, a embajadores con laboratorios de coca, a fantasmas, a falsos testigos, a falsos positivos, a mentiras indecorosas, a alianzas letales, a posiciones ridículas con costos internacionales altísimos, a promesas diariamente incumplidas…es una cloaca, jamás un gobierno medianamente digno.

Revestido de una desmesurada sensibilidad de reina de belleza, quien funge de presidente no resiste una crítica, ni un comentario adverso a su actuar, no admite ideas propuestas por otros sectores, se mortifica con las encuestas que lo mantienen desaparecido de la órbita política, pero, sobre todo, no reconoce que la presidencia le quedó inmensa.

Por eso produce acciones peligrosas y maliciosas como la protección a los venezolanos, que si bien recibió aplausos internacionales, prendió todas las alarmas de los sectores políticos que ven esto como una oportunidad para nacionalizar y cobrar este gesto en las urnas.

Con un gabinete ministerial casi invisible y controlado férreamente por los asesores de comunicación que impiden cualquier protagonismo de los ministros en cuanto a logros administrativos donde el mandatario es el único dueño de la foto, impusieron aquel viejo y erróneo pretexto de que el presidente es la imagen de todo…un egocentrismo absoluto.

Incluso se engolosinó como un niño malcriado y con pataleta con un programa de televisión que arrastra un miserable rating de sintonía que usan como muro de lamentaciones, de promesas incumplidas y de balance diario de actividades del gobierno que a nadie emocionan ni convencen y que además nos cuesta miles de millones de pesos…un desperdicio!

Y cumpliendo con el ideario de su patrocinador paisa, metió en el congelador el proceso de paz, endureció su ataque contra la JEP, guardó silencio ante el bochornoso episodio del entrampamiento a Santrich, hecho que no generó ninguna preocupación a este gobierno, impulsó la elección de un magistrado vinculado a Odebrecht e intervino en decisiones de la Corte Suprema de Justicia, en un acto que golpea la independencia de la institucionalidad. A esto se agrega la inmensa porción de mermelada burocrática que reparte a diestra y siniestra, traicionado otra valiosa promesa de campaña.

Nos llevó al mayor endeudamiento del país con una cifra que representa el 49.7% del PIB con US$146.642 millones de dólares, dinero que no se sabe cómo pagaremos, dónde será invertido y de qué forma vigilarán su ejecución. Algo muy inquietante, sobre todo cuando los órganos de control están en su bolsillo, y así lo revela el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana que presentó los resultados del informe ‘¿Cómo va la transparencia en el manejo de los recursos públicos?‘ a un año de declarado el estado de emergencia por cuenta de la pandemia. En este informe se hacen duras críticas a la gestión del gobierno.

En otro escenario aseguran tener un compromiso con el medio ambiente, cuando en realidad le abrieron las compuertas a la minería destructiva, incluyendo el criminal Fracking que contra opositores y ambientalistas se empezará a realizar pruebas letales. Igual pasará con la fumigación de glifosato en cultivos ilícitos, a pesar de los llamados, incluso de organismos internacionales, para evitar su uso.

Todos los días los colombianos somos sorprendidos con decisiones que afectan nuestro territorio y nuestra institucionalidad. Como cuando intentaron trasladar a Estados Unidos la burda campaña presidencial basada en el castro-chavismo de Joe Biden, rompiendo la tradición de no intervenir en la política norteamericana y menos tomando partido a favor de un peligroso sujeto como Trump. Este lamentable episodio aún no se resuelve.

Ahora se habla de un gasto de $234.560 millones de pesos para la compra de aviones de guerra, desvaneciendo las ilusiones que gran parte del país tenía depositada en la paz, cuyo tratado viene recibiendo respaldo norteamericano que pide el cumplimiento del acuerdo.

Hoy el errático gobierno tiene toda su atención y desbordado protagonismo político en la vacunación contra el Covid-19, con fanfarrias y publicidades desmesuradas que intentan convencernos con un fracasado plan de negociación de vacunas, que en un mes apenas llegó a la incipiente cifra de un millón de personas vacunadas, que al gobernante le pareció extraordinaria, causando hilaridad y desconfianza a su imperfecto método.

Así, entonces, claramente se puede establecer que la responsabilidad de este gobierno fallido, carente de liderazgo político y de experiencia en el manejo de las cosas públicas, nos retrocede 20 años en el tiempo mientras observamos al dueño del barco encerrado en su camarín de capitán urdiendo perversidades, mientras un grumete sin experiencia nos lleva de tumbo en tumbo por mares negros y turbulentos, sin poder controlar el inmenso y complejo timón de la nave.