
“Quiero escaparme con la vieja luna…” este bolero nostálgico que nos transporta a un mundo platónico, está muy lejos de la realidad astral en donde los fenómenos lunares definitivamente cambiarán el rumbo de nuestro planeta azul.
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El eje de rotación de la luna se viene alterando
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Imperceptiblemente nuestra romántica vecina luminosa se aleja de nuestro planeta
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La función de freno que ejerce sobre la rotación de la tierra está afectando nuestro día de 24 horas
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El futuro milenario de la Tierra es una historia asombrosa.
Estas cuatro situaciones son monitoreadas cuidadosamente por los observatorios más poderosos, y son además tema permanente de investigación de científicos y astrónomos de todo el mundo. Eso nos permite recibir informaciones periódicas, que explican detalladamente el desarrollo de los mismos.
Pero en un plano no científico, lo que sucede es algo que se sintiera llegar de la literatura de ficción de Julio Verne o Isaac Asimov, en donde la luna pareciera ser quien dominara a la tierra y no al revés, como siempre se ha pensado.
Todo lo que sucede en ese inspirador planeta de luz blanca, que hace millones de años estaba diez veces más cerca que ahora, afecta y se refleja en la tierra.
El hecho, por ejemplo, de que su eje de rotación se haya desplazado seis grados en un lapso de tiempo de miles de años, le empieza a indicar a los científicos que el planeta lunar no sólo está girando en un eje alterado, sino que además se aleja de la tierra.
Misiones espaciales anteriores dejaron instalados en la superficie lunar una serie de espejos reflectores que permiten, a través de impulsos láser, medir con asombrosa precisión la distancia entre ambos planetas, lo que permitió descubrir que la luna se aleja a razón de 3,8 centímetros por año. La distancia entre ambos planetas es de 380.000 kilómetros.
Los científicos aseguran que la luna se aleja debido a diversos efectos que provoca sobre los océanos terrestres, cuando se acelera en su órbita.
Pero su alejamiento traerá consecuencias: una de ellas es la duración de los días. La cuestión está en las mareas causadas por la misma luna, que sirven de freno a la rotación de la Tierra. Se sabe que las mareas eran más numerosas y los días más cortos.
Miles de millones de años atrás, cuando la luna estuvo muy cerca, la rotación de la tierra era más rápida y los días duraban cinco horas, pero a medida que se alejaba los días se fueron alargando hasta alcanzar las 24 horas de hoy.
Sin embargo, si la luna continúa alejándose de nuestro planeta, como al parecer va a suceder en un largo lapso de tiempo, los días serán cada vez más largos hasta que duren un mes o más y de pronto serán eternos y el planeta quedará con una cara mirando eternamente al sol y la otra a las tinieblas del espacio sideral.

Cuando esto suceda, la fuerza de gravedad de la Luna sobre la Tierra cada vez será menor y las mareas dejarán de existir, entonces los océanos y los mares se aquietarán y parecerán piscinas gigantes.
Otro efecto a tener en cuenta y que nos enfrentará a una evolución desconocida será la oscilación del eje de la Tierra, que mantiene su inclinación de 23 grados estables gracias a la luna, pero al alejarse se desestabilizará y su oscilación alcanzará los 90 grados provocando que los polos bajen a la altura del ecuador, y este suba a los polos, lo que afectará directamente el clima del planeta.
Las tormentas tropicales se harán más y más violentas, las sequías y las heladas invernales también. La mayor parte de la tierra firme acabará convirtiéndose en un desierto áspero y seco, debido a que pasará demasiado tiempo bajo el ardiente sol.
Los océanos hervirían del lado que quede permanentemente expuesto al Sol, lo que hará que se formen formidables nubes que taparían la luz solar y crearían un efecto de invernadero enorme. Otra consecuencia relevante será la oscilación del eje de la Tierra.
En tal escenario, la vida en la Tierra irá sucumbiendo lentamente, pues las plantas morirían en climas tan extremos y con ellas, los demás seres vivos. La Tierra sería un desierto parecido a Venus, con enormes nubes que taparán la luz directa del Sol y temperaturas extremas incompatibles con la vida.
En estas circunstancias, si el hombre no es capaz de adaptarse a este tremendo cambio, podría desaparecer como civilización, corroborando la teoría de que la luna es un elemento vital para mantener con vida a nuestro planeta.

Si la Tierra colapsa, nos mudaríamos a Marte
Preparar a Marte para este paso duraría cien mil años…el tiempo corre!

Parece una historia de ficción: dos científicos de Estados Unidos plantean urgentemente enviar seres humanos a Marte sin tiquete de regreso, asegurando, entre otras cosas, que los costos del transporte hace imposible una misión con retorno incluido, y para ello quienes viajen tendrán algunos aspectos resueltos y un permanente riesgo de morir… los voluntarios para esta misión, abundan!
Proponen enviar primero dos naves, con dos astronautas cada una, para establecer una colonia permanente… el regreso no es posible.
Así lo estiman el prestigioso físico y cosmólogo Paul Davies de la Universidad Estatal de Arizona y su colega Dirk Schulze-Makuch de la Universidad de Washington, quienes publicaron en «Journal of Cosmology» un artículo que explica la necesidad y la urgencia de enviar seres humanos a Marte sin billete de vuelta. Es decir, astronautas que emprendan el viaje sabiendo que nunca regresarán a la Tierra.
«Una misión tripulada a Marte -explica el artículo- es algo tecnológicamente posible, pero enormemente costoso y requiere de grandes compromisos tanto políticos como financieros. Una solución creativa a este dilema podría ser el envío de misiones humanas a Marte solo de ida. Nuestra propuesta reduciría los costos a una fracción de los actuales».
La mayor parte del gasto de una futura misión a Marte no estaría en llevar seres humanos hasta allí, sino en traerlos de regreso a casa. Por no hablar de la necesidad de años enteros de rehabilitación una vez terminado el viaje, que no serían necesarios «si los astronautas se quedaran en el ambiente de baja gravedad de Marte».
Los científicos aseguran que sobre la base de una misión solo de ida al Planeta Rojo, se desarrollaría todo un programa de exploración largo y estable. Inicialmente habría que enviar dos naves, con dos tripulantes cada una y con todos los pertrechos necesarios para una larga permanencia. Al estar todo duplicado, una nave podría auxiliar a la otra en caso de emergencia o necesidad.
Antes de la llegada de los primeros humanos una flotilla de misiones no tripuladas habría llevado hasta el lugar elegido del mundo vecino los materiales, vehículos, herramientas y provisiones para sobrevivir varios años. Los astronautas recibirían periódicamente suministros y provisiones de la Tierra, hasta que la incipiente colonia fuera capaz de conseguir sustento del propio Marte. Algo que, según los científicos, podría tardar décadas enteras en llegar.
No es una misión suicida
Davies y Schulze-Makuch subrayan que no se trata de una «misión suicida» en la que los astronautas son abandonados en un lugar hostil. Al contrario, el lugar de aterrizaje se buscaría con sumo cuidado, teniendo en cuenta la existencia de refugios naturales como cuevas y tubos de lava, minerales y agua. Recibiendo además, la citada ayuda periódica, los primeros astronautas dispondrían de todo lo necesario para construir una especie de «campamento base» que una vez terminado serviría para acoger a más colonos.
Davies y Schulze
«Existen -asegura en el artículo- numerosas razones que justifican el establecimiento de una colonia en Marte. Somos una especie vulnerable que vive en una parte de la galaxia en la que los acontecimientos cósmicos, como el impacto de asteroides y cometas o la explosión de supernovas, suponen una significativa amenaza para la vida en la Tierra, especialmente para la vida humana.
Así la colonización de otros mundos es una necesidad si la especie humana quiere sobrevivir a largo plazo. Los primeros objetivos potenciales para colonizar podrían ser los asteroides, la Luna y Marte, que es de lejos, el más prometedor para soportar una colonización continuada ya que en muchos aspectos es similar a la Tierra».
Estos asentamientos permanentes ofrecerían a la Humanidad «un bote salvavidas» en caso de producirse una gran catástrofe en la Tierra. Y serían la mejor forma de resolver algo que hasta ahora ninguna misión robótica ha logrado: establecer si en Marte hubo vida alguna vez y si esa vida ha logrado sobrevivir hasta la actualidad.
El éxito del proyecto que proponen Davies y Schulze-Makuch depende de que se cumplan a rajatabla tres fases: la cuidadosa elección del lugar de aterrizaje, utilizando todos los datos de las misiones actuales y futuras al Planeta Rojo; el establecimiento previo de una base no habitada pero con los recursos necesarios para sustentar la vida humana; y el envío de astronautas dispuestos a realizar un viaje sólo de ida, sin esperanza alguna de regresar a la Tierra.
Mayores y con experiencia
La selección de esta primera tripulación deberá realizarse teniendo en cuenta varios factores: en primer lugar, sería preferible que los primeros colonos hayan superado su edad reproductiva, y que sus esperanzas de vida estén por debajo de los veinte años; en segundo, que se envíen dos naves diferentes con dos astronautas en cada una. Uno de los cuatro colonos debería ser un físico experimentado, y el resto deberá tener amplios conocimientos científicos y técnicos, así como un fuerte compromiso con la investigación científica y la exploración.
Aunque parezca mentira, la NASA cuenta ya con voluntarios de sobra para realizar una misión de estas características. Y todos ellos se ajustan al perfil requerido por Davies y Schulze-Makuch. Una vez llegados a la base, sus tareas no serían muy diferentes de las que realizaron en su día los primeros colonos de Norte América, sólo que con recursos y herramientas mucho más sofisticadas.
Enriquecer el terreno hasta hacerlo apto para el cultivo, construir refugios para futuros colonos y para sí mismos, recolectar los materiales necesarios para ampliar la colonia… y poner a punto su propia biosfera, un entorno capaz de aprovechar los recursos del planeta para su propia supervivencia.
Los primeros astronautas, además, habrán recibido un intenso entrenamiento tanto físico como psicológico antes de emprender su misión, y mantendrán contacto permanente con la Tierra por medio de email, radio y videoconferencia. Los autores del artículo subrayan que, en plena era de las comunicaciones, estos primeros colonos marcianos estarán «más conectados a casa que los primeros exploradores antárticos».
Programa reproductivo
Según Davies y Schulze-Makuch, en apenas unas décadas la población humana de Marte podría haber crecido hasta los 150 individuos, lo que supone «un pull genético viable que permitirá la posibilidad de llevar a cabo un programa reproductivo a largo plazo».
Concluye el artículo subrayando que en nuestro Sistema Solar, Marte es el planeta que «está razonablemente más cercano» a tener los recursos necesarios para hacer posible este proyecto de colonización. «Aquí, proponemos la forma más pragmática para conseguir este objetivo estableciendo primero una base robotizada permanente que será seguida por una serie de misiones tripuladas, solo de ida, a Marte».
Preparar a Marte para la vida humana
Hace 4.000 millones de años Marte era un planeta cálido y húmedo, posiblemente con vida. Las sondas lanzadas al planeta rojo han enviado fotografías de cañones y valles, elementos que sugieren la existencia de agua líquida deslizándose por su superficie en tiempos pasados. Hoy, Marte es frío, seco; un mundo desértico con una fina atmósfera.
Todos los intentos de detectar vida en Marte fueron en vano, aunque no esta del todo descartado. En este sentido Marte ya fue explorado por la sonda Mars Odissey, enviada por la NASA para encontrar pruebas de la existencia de agua y vida en nuestro vecino rojo.
La falta de vida en Marte y su gran parecido con la Tierra inspiró a muchos escritores de ciencia ficción a imaginar la colonización del planeta rojo por los seres humanos. Y más recientemente, en el mundo científico, se idearon muchas formas mediante las cuales convertir a Marte en un planeta que pueda soportar vida, y no simples microorganismos, sino a los seres humanos.
Terraformación
Consiste en un proceso de ingeniería planetaria dirigido a mejorar la capacidad de un mundo estéril para sostener vida. La etapa final de la terraformación sería la creación de una biosfera (conjunto que forman los seres vivos con el medio en que se desarrollan) local que igualase todas las funciones de la biosfera de la Tierra, convirtiendo así al Planeta Rojo en un lugar habitable para los seres humanos.
¿Es posible la terraformación? Muchos científicos, utilizando modelos climáticos y teorías ecológicas, concluyeron que la respuesta es sí. Con la tecnología actual se podría transformar el clima de Marte, haciéndolo capaz de soportar la vida.
El término fue originalmente acuñado en la ciencia ficción por Williamson en 1942. Los científicos lo adoptaron posteriormente para propósitos más académicos, aunque muchas de las propuestas científicas para la terraformación de Marte tienen mucho de ciencia ficción.
Cualquier proceso de terraformación llevaría a nuestro vecino rojo de la esterilidad, a través de un continuo proceso de estados habitables que irían mejorando con el tiempo, a un planeta viable. Una terraformación total (lograr un planeta totalmente habitable para humanos y otros animales) es una meta muy distante, pero no imposible.
Una experiencia semejante, les daría a los científicos una excelente oportunidad de ver, a gran escala, como crece y evoluciona una biosfera. Y nos daría la oportunidad de esparcir y estudiar vida más allá de la Tierra. Aparte la terraformación de otro planeta nos facilitaría un hogar alternativo a los seres humanos.
¿Por qué Marte?
Muchas de las principales propiedades de Marte son bastante similares a las de la Tierra. En ambos planetas la duración de los días son unas 24 horas, una consideración muy importante para las plantas, las cuales están adaptadas a la fotosíntesis cuando brilla el sol. Marte también tiene estaciones, si bien más largas que las terrestres, ya que la órbita marciana alrededor del Sol es mucho más grande, llevando a que el año marciano sea el doble de largo que el de la Tierra; pero las plantas podrían adaptarse a esas diferencias
Una diferencia importante entre la Tierra y su vecino rojo es que la gravedad marciana es un tercio de la terrestre. Es desconocido si la vida podría adaptarse a una gravedad reducida. Aunque según los científicos es probable que los microbios y las plantas se ajustarían fácilmente a la gravedad marciana, incluso algunos animales podrían adaptarse.
Marte es actualmente muy frío, excesivamente seco y su atmósfera de dióxido de carbono es demasiado delgada como para sustentar vida. Pero estos parámetros están interrelacionados, y los tres pueden ser alterados por una combinación de invención humana y cambios biológicos.
La clave, según los científicos, es el dióxido de carbono que representa el 95% de la atmósfera marciana. Si se pudiera envolver a Marte en una atmósfera de dióxido de carbono más gruesa, con una presión superficial una o dos veces más que el aire al nivel del mar en la Tierra, nuestro vecino se calentaría sobrepasando el punto de congelación del agua.
Esto lo convertiría en un planeta cálido y húmedo, y el agua fluiría nuevamente. Agregando un poco de nitrógeno a la atmósfera ayudaría a satisfacer las necesidades metabólicas de plantas y microbios. Estas serían apropiadamente seleccionadas o genéticamente modificadas para vivir en las nuevas condiciones de Marte.
Las plantas en su fotosíntesis utilizarán el dióxido de carbono, el cual las degradarán convirtiéndolo en oxígeno, que con el tiempo crearía una rudimentaria pero efectiva capa de ozono, que a su vez es una protección contra la radiación del sol.
Los colonos humanos tendrán que procurarse el aire respirable, mientras dure la terraformación. El nuevo Marte, luego de la primera etapa de la terraformación, será mucho más habitable que ahora. Al subir la temperatura y la presión atmosférica, los humanos no tendrán que usar importantes y grandes trajes espaciales, solo necesitarían protecciones leves y tanques de oxigeno.
El crecimiento natural de las plantas permitirá con el tiempo cultivar granjas y bosques en la superficie marciana, que servirá para aprovisionar a los humanos que vivan en Marte.
Para que el planeta sea habitable para animales y humanos, su atmósfera tendrá que ser más similar a la terrestre, la cual esta compuesta primariamente por nitrógeno, con niveles de oxígeno cercanos al 20 por ciento y un uno por ciento de dióxido de carbono. Pero ese sería el proceso completo de terraformación, mucho más dificultoso y más prolongado en el tiempo.
Ecopoiesis
Cualquier organismo que se libere en la superficie marciana hoy, se secaría y congelaría, sería degradado químicamente y pronto reducido a polvo. No es posible sembrar a Marte de vida simplemente soltando bacterias sobre su superficie.
La creación de un ecosistema que se sostenga por sí solo, en un planeta sin vida, es llamado ecopoiesis, término acuñado por el biólogo Robert Haynes en 1990. En Marte, así como ocurrió en la Tierra, la biosfera primaria tendría que consistir en ecosistemas localizados de microbios creciendo y desenvolviéndose bajo condiciones anaeróbicas o sea sin oxígeno o con muy poco. Obviamente esto no produciría un ambiente en el cual los animales y humanos pudiesen sobrevivir al aire libre. Todos los organismos dependientes del oxígeno transportado desde la Tierra, humanos incluidos, tendrían que permanecer encerrados en módulos especiales o con vestimentas protectoras.
Si se considera la espontaneidad en el desarrollo de la biosfera de la Tierra, como modelo a seguir en Marte, la terraformación solo puede seguir a la ecopoiesis.
Si restringimos la especulación a lo que los científicos consideran plausible con las actuales tecnologías, los períodos de tiempo que requieren la ecopoiesis u la terraformación son bien diferentes.
Según estudios realizados por varios científicos, la atmósfera cálida y gruesa necesaria en Marte puede ser generada en 200 años. Mientras que para producir una atmósfera oxigenada como la terrestre, por medio de microbios y de la fotosíntesis que realizan las plantas verdes, se necesitarían 100 mil años. Estas estimaciones están basadas en las tecnologías actuales; los períodos se acortarán a medida que se vayan descubriendo nuevas tecnologías y metodologías para acelerar el proceso de terraformación.
Métodos y teoría sobre como terraformar Marte
Desafortunadamente la ecopoiesis no puede ser llevada a cabo espontáneamente en la superficie marciana tal como está ahora. La terraformación, que comienza por la ecopoiesis, necesita que se logren los requisitos comentados anteriormente, para poder comenzar y prosperar.
Una pequeña porción de modificaciones ambientales serán necesarias para crear unas condiciones favorables para que incluso las más «duras» bacterias logren sobrevivir en Marte:
– La temperatura debe ser elevada.
– La masa de la atmósfera marciana debe aumentar.
– Debe ser viable el agua líquida.

Estos cambios serían suficientes para lograr una superficie marciana compatible con ciertos seres vivos que no necesitan de oxigeno, como algunas bacterias que viven en condiciones extremas llamadas extremophiles. A las plantas no les bastaría con estos pequeños cambios, requerirían una atmósfera rica en oxigeno, aunque mucho menos que el necesario para los animales. O sea que para continuar con la terraformación, sería necesario aumentar los niveles de oxígeno y nitrógeno en la atmósfera del Planeta Rojo.
Logrando aumentar la masa de la atmósfera marciana, mejoraría la función de esta como escudo contra radiaciones y meteoros; al mismo tiempo que acrecentaría el efecto invernadero necesario para calentar el planeta, y ampliar el campo de estabilidad del agua líquida.
Muchos son los métodos (ingeniería planetaria) que propusieron los científicos para terraformar Marte. Uno aceptado por todos los científicos, es el de calentar la superficie marciana hasta lograr una atmósfera más rica en dióxido de carbono, y que a la vez sea más gruesa y protectora.
La propuesta general de varios científicos, es que un calentamiento inicial de Marte (no demasiado importante) mediante ingeniería planetaria liberaría a la atmósfera grandes cantidades del dióxido de carbono, que supuestamente existe en reservas bajo la superficie marciana, y en forma de hielo en los polos. Esto aumentaría el efecto invernadero y haría que el calor se transfiera a los polos. Se liberaría más dióxido de carbono por el aumento de temperatura, y así se encadenaría todo, llegando al punto de convertirse en autosuficiente y no necesitar más de la ingeniería humana para seguir con el proceso.
Polos oscuros
Uno de los primeros modelos propuestos (por Burns y Harwit, y Carl Sagan en 1973) fue el de oscurecer los polos marcianos (compuestos mayoritariamente por dióxido de carbono helado), logrando una mayor absorción de luz solar, y así aumentando su temperatura; según Sagan en 100 años se evaporarían por completo.
Súper espejos
Otra vía para calentar Marte sería la de aumentar la energía solar que llega al planeta, reflejando luz desde el espacio a su superficie. Para lograr este cometido se sugirió la utilización de espejos que permanezcan en la orbita marciana, y reflejen la luz hacia el planeta.
Estudios hechos por Robert Zubrin y Robert McKay, sostienen que unas velas espejadas de 125 kilómetros de diámetro podrían quedar estacionarias a 214 mil kilómetros sobre la superficie de Marte, y reflejar la luz del Sol hacia el polo sur. Esto sería suficiente para aumentar la temperatura polar, y se lograría así la evaporación de las capas heladas. Un espejo semejante, sería imposible de llevar desde la Tierra, pero sería totalmente factible hacerlo allá.
Gases Súper invernadero
En 1984, James Lovelock (conocido por su teoría de una tierra viva: Gaia) y Allaby sugirieron que el aumento de la temperatura, y consiguiente liberación de dióxido de carbono, podría conseguirse liberando gases especiales (metano, oxido nitroso, amoniaco y perfluorocarbonos) en la atmósfera marciana que puedan crear y potenciar el efecto invernadero, el cual aumentaría la temperatura del planeta.
Estos gases tienen un efecto invernadero 10 mil veces más potente que el dióxido de carbono, residen una mayor cantidad de tiempo en la atmósfera y no son tóxicos. Haciendo como un invernadero, atrapan la energía solar y la mantienen en el planeta, impidiendo que vuelva al espacio. Incluso pequeñas cantidades de estos gases súper invernadero podrían calentar el planeta.
¿De donde saldrían los gases? Por más que pequeñas concentraciones de estos gases serían suficientes para hacer el trabajo, sería demasiado para llevarlas desde la Tierra. Tendrían que ser producidos químicamente en Marte. Pero en etapas posteriores podrían ser producidos biológicamente, con la ayuda de microorganismos.
Para producir una cantidad suficiente de estos gases se tendrían que distribuir cientos de fábricas de súper-gases a lo largo de la superficie marciana. Estas pequeñas fábricas, del tamaño de un Volkswagen, que funcionarían con energía solar, se encargarían de cosechar los elementos necesarios de la tierra marciana, generar los gases y lanzarlos a la atmósfera.
Según varios estudios antiguos y actuales, se podría calentar la atmósfera marciana en una década, y dejarla como para comenzar la ecopoiesis, en sólo 60 años, si todo funciona a la perfección. Para generar una atmósfera gruesa de dióxido de carbono, llevaría 100 años y para lograr un planeta rico en agua unos 600 años.
Para lograr resultados más rápidos, el efecto invernadero logrado con los súper gases se podría amplificar complementándolo con otros métodos, como podrían ser los espejos gigantes mencionados más arriba.
Pero cambiar a Marte lentamente, sería más interesante por varias razones. Primero, sería más factible económicamente llevarlo a cabo a largo plazo que con inmediatez. La NASA podría ir llevando de a media docena de fábricas de gases por año a Marte, sin que el costo suba a las nubes. La vida en Marte también tendría más tiempo para adaptarse y evolucionar, en largas escalas de tiempo.
Algunos creen que sólo se comenzará a plantear la terraformación de Marte de aquí a varios largos años, y para entonces es posible contar con más y mejores métodos, aparte que vamos a conocer mejor al enigmático Planeta Rojo.




























