(Foto Satoki Nagata)

Cinco Años Atrás…

Temprano, sin ningún presentimiento tenebroso, aquel viernes 13 de noviembre de 2015 los celulares y sus chats cruzaron mensajes entre amigos, amantes, familiares y compañeros de trabajo sobre los planes a realizar esa noche tan especial en París. Fútbol, concierto, restaurantes y cafés donde pasar un rato alegre…pero llegaron los sicarios de alá y despacharon a la otra vida a 130 personas que vivían un momento feliz, destrozando proyectos de vida luminosos y dejando un eterno dolor entre los suyos.< /span>

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Paris.- A las nueve y cuarenta de aquella noche, mientras besaban al diablo, la canción más célebre hoy de ‘Eagles of Death Metal’, se abrió el infierno en la sala de conciertos del Bataclan…
Me encanta el diablo… 
Voy a cantar su canción!…
Me encanta el diablo y sus canciones!…
¿Quién amará al diablo? …
¿Quién va a besar su lengua? …
¿Quién besará al diablo en su lengua? …
Me encanta el diablo…
Voy a besar su lengua! …
Voy a besar al diablo en la lengua!…
¿Quién amará al diablo? …
¿Quién va a cantar su canción? …
Me encanta el diablo y sus canciones!…

 
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…era la sexta canción y el público la coreaba exaltado y feliz hasta que la metralla de las K-47 empezó a caer mortífera sobre los cuerpos que danzando confundieron el estallido de las armas con juegos artificiales, creyendo que hacían parte del espectáculo.

Las guitarras y la batería sonaban frenéticas, y a su ritmo 1.500 espectadores giraban cadenciosos imitando los cuernos del diablo con sus dedos. Entonces la ráfaga de muerte lanzada por asesinos islamitas puso fin a una noche de felicidad dando paso al peor episodio de terror vivido en la Francia moderna.
Ronda mortal
La ronda de la muerte sobre París inició a las nueve y veinte de la noche, recién iniciado el concierto, cuando un hombre bomba con pasaporte sirio que no pudo ingresar al Estadio de Francia por la puerta G, se suicidó con una carga que llevaba en su cuerpo, próximo a un punto de MacDonalds matando a Manuel Díaz de 63 años, conductor de Renault.

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Diez minutos después otro hombre bomba se detonó junto a la puerta F sin causar víctimas pero desatando una oleada de pánico al interior del estadio donde el presidente Francois Hollande y otras 78 mil personas disfrutaban del partido entre Francia y Alemania. A las nueve y cincuenta y un minutos, a escasos metros del estadio, otro terrorista bomba explotó en solitario sin causar daños.
Entre tanto, a las nueve y veinticinco, un automóvil negro frena estruendosamente frente a los restaurantes Le Carrillon y Petit Cambodge. Allí tres hombres accionan sus armas arrebatadamente contra sus alegres comensales, matando a 14.
Cinco minutos después en el restaurante La Belle Equipe, la ronda de la muerte continúa, cuando sicarios islamitas disparan despiadadamente contra los clientes que ocupaban las mesas exteriores, asesinando a sangre fría a 19 personas indefensas.
Simultáneamente, y a pocas cuadras, en la terraza del restaurante Le Comptoir Voltaire un cuarto hombre bomba se suicida causando una docena de heridos.
La ronda sigue y el fatal turno llega a la Pizzería Casa Nostra donde caen cinco clientes que compartían animadamente aquella fatídica noche.
Finalmente, a las nueve y cuarenta de la noche, mientras 1.500 espectadores besaban al diablo con su canción, los terroristas ingresan a la sala de concierto del Bataclan y se abre el infierno…
Tarde apacible
Desde las tres de la tarde la gente empezó tranquila y lentamente a abandonar sus lugares de trabajo, sus apartamentos, los centros educativos, para vivir lo que sería otra espectacular y delirante noche en París, la ciudad de todos los sueños.

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Algunos salieron juntos, otros empezaron a encontrarse en el camino y los demás se citaron directamente en los lugares escogidos previamente. También hubo quien se unió a los grupos un poco más tarde en la noche, después de resolver todos los asuntos que trae el día final de la semana.
Los dos principales espectáculos de aquella fría noche convocaron a casi 80 mil personas. 78 mil se resguardaron en cálidos y gruesos chaquetones y llenaron las tribunas del estadio para disfrutar del partido amistoso entre las selecciones de Francia y Alemania.
El Bataclán se colmó de jóvenes vestidos con la informalidad propia que se observa en las grandes urbes del mundo. 1.500 almas se esparcieron por la sala del primer piso, atiborrando asimismo los balcones y graderías del segundo y tercero de aquel emblemático teatro.
Los demás escenarios de la muerte fueron restaurantes y cafés donde asiduos clientes saboreaban una amplia variedad de platos, vinos y cervezas en torno a los cuales se enamoraban, discutían, charlaban o simplemente pasaban la noche disfrutando plenamente de los suyos.
 Le Carrillon  (18 Rue Alibert, 75010 Paris)
Este ruidoso restaurante de largas copas, situado a escasas cuadras del canal San Martín, es refugio asiduo de amantes, turistas y parejas alegres, que encuentran en su mágica atmósfera un lugar perfecto para escapar de la rutina, para reencontrase en medio de abrazos con sus amigos o simplemente para deslizarse cualquier noche a disfrutar de una velada bohemia, acompasada en muchas ocasiones por músicos urbanos.
En medio de ese ambiente feliz murieron 14 personas que posiblemente disfrutaban del vino de la casa acompañado de una tabla de charcutería y queso o algunos otros aperitivos. O quizás el emblemático filete con patatas fritas con el que se reconoce este sitio, o la hamburguesa asiática, de alta aceptación entre sus comensales, haya sido su última comida.

El Carrillon posee una amplia barra que empieza a surtir comidas, bebidas calientes, cervezas, vinos y demás tragos desde las siete de la mañana, hasta las dos de la madrugada del otro día, durante todas las épocas del año. Las terrazas externas se llenan de colores en verano y permanecen semivacías en invierno, y su estilo ecléctico atrae y fascina a sus clientes, que esperan largas horas por tomar una mesa, que en muchas ocasiones no se desocupa más.
Ese día una joven vecina de Le Carrillon, al escuchar el tableteo de las armas, se convirtió en ángel guardián al abrir las puertas de su edificio y brindar refugio y protección a 15 personas que escaparon de la masacre.

Petit Cambodge (20 Rue Alibert, 75010 París)
Contiguo a Le Carrillon, este restaurante asiático es uno de los preferidos de los parisinos y de los turistas. Su comida y su ambiente parlanchín, tanto en su interior como en su terraza, lo hacen casi perfecto para el coloquio diario entre gentes que tanto tienen que opinar sobre los acontecimientos que los mueve como sociedad europea.
Allí la salsa de soya es la reina, y se ve en casi todos los platos. Pero los preferidos pueden ser el Bo-bun (ensalada vietnamita fría con fideos de arroz, carne y verdura salteada, mojada en salsa de pescado), acompañado con crujientes rollitos chinos de primavera bañados en soya. Igual recomendación positiva tiene el plato de verduras al curry con su rico picante.
Aquí está su carta:
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Víctimas:
En Le Carillon y en Le Petit Cambodge, de la calle Fontaine au Roi
– Chloé Boissinot: estudiante de 25 años.
– Nicolas Degenhardt: de 37 años, profesor de yoga.
– Asta Diakité: prima del futbolista Lassana Diarra.
– Lucie Dietrich: de 37 años, grafista de la revista L’Etudiant.
– Julien Galisson: de 32 años.
– Nohemí González: estudiante americana de 23 años.
– Raphaël Hilz: de 28 años, arquitecto a la agencia Renzo Piano Building Workshop (RPBW).
– Amine Ibnolmobarak: arquitecto marroquí de 29 años y encargado de un proyecto en la Escuela Superior de Arquitectura de París-Malaquais.
– Charlotte Meaud: encargada del desarrollo de una start-up en Scientipôle, de 27 años.
– Emilie Meaud: de 27 años y arquitecto en Chartier Dalix.
– Justine Moulin: estudiante de 23 años.
– Anna Pétard-Lieffrig: diseñadora gráfica de 24 años, había hecho prácticas en Reporteros Sin Fronteras.
– Marion Pétard-Lieffrig: de 30 años, estudiante del primer año del máster de Musicología de la Sorbona.
– Sébastien Proisy: franco-búlgaro de 37 años, que acababa de crear su propia consultora de relaciones internacionales.
– Kheireddine Sahbi: de 29 años y procedente de Argel, era violinista y estudiante de un máster de etnomusicología.
– Stella Verry: médico de 36 años.
La Belle Equipe (92 Rue de Charonne, 7501, Paris)
Este restaurante con aire retro y divertido es uno de los preferidos en su zona, gracias a su exquisita comida y al equipo de profesionales que lo atiende y que ayuda pacientemente a decidir qué comer y qué tomar. Y fue esta característica de atención al cliente la que inspiró su nombre.
Además de sus vinos y las tablas de queso, la burrata (queso cremoso y fresco que se come en ensaladas o sólo con aceite de oliva y pimienta negra recién molida), el pan y su te son ampliamente reconocidos. También el paté de paloma, la ensalada César, los filetes de pato,  todo acompañado de vino Sancerre, un sauvignon blanco de culto.

Les tarifs - La belle équipe ParisLa belle équipe Paris

Rodeados del aroma de estos platos, teniendo como fondo la música y el rumor de las conversaciones, degustando lentamente el sabor de cada bocado y dejando correr alegremente el vino y las cervezas por sus gargantas, 19 animados comensales cayeron indefensos, masacrados por una irracional  causa religiosa inspirada en alá.
Allí murió la esposa de Gregory, el judío dueño del lugar. Se llamaba Djamila y era musulmana. Un día después del suceso, miles de flores depositadas con tristeza y furia por vecinos y clientes asiduos del lugar, inundaron la terraza de la Belle Equipe en 92 rue de Charonne, en la esquina de la calle Faidherbe, cerca de donde fue acribillado Ludovic Boumbas, un congoleño de 40 años que enfrentando a los asesinos protegió con su cuerpo a una niña objetivo de la metralla criminal.
Ludo, como le llamaban sus amigos, acompañaba a su amiga Houda Saadi a festejar su cumpleaños 35. Después de la celebración, ella y su hermana fueron sorprendidas por la muerte, y los deseos que pidió al soplar la vela se desvanecieron en medio de la sangre derramada aquella noche demencial.
Víctimas:
En la calle Charonne, en el bar La Belle Equipe
– Ludovic Boumbas: de 40 años y empleado de Fedex.
– Ciprian Calciu: rumano de 31 años.
– Su compañera, Lacramioara Pop, rumana y 29 años. Eran padres de un niño de 18 meses.
– Marie-Aimée Dalloz: empleada de banca de 35 años.
– Romain Didier: de 32 años.
– Romain Feuillade: 31 años y dueño del restaurante Le cent kilos.
– Thierry Hardouin: policía de 36 años.
– Djamila Houd: de 41 años, trabajaba en Isabel Marant.
– Véronique Geoffroy de Bourgies: de 54 años, había trabajado como periodista; era presidenta-fundadora de la ONG Zazakely Sambatra.
– Michelle Gil Jaimes. de 27 años, tenía la doble nacionalidad mexicana y española.
– Hyacinthe Koma: de 37 años.
– Guillaume Le Dramp: de 33 años.
– Lamia Mondeguer: franco-egipcia de 30 años, agente de artistas.
– Victor Muñoz: 25 años.
– Halima Saâdi: tunecina de 37 años. Madre de dos hijos.
– Su hermana Hodda Saâdi, de 35 años, también murió.
Le Comptoir Voltaire (253 boulevard Voltaire 75011, Paris)
El terrorista suicida que activó su chaleco bomba en la terraza de este restaurante, hiriendo gravemente a una docena de comensales, fue la única víctima mortal que irónicamente falleció en manos de un enfermero que le brindó todo el procedimiento de reanimación, hasta que descubrió los cables que activaron el artefacto letal.
David, el enfermero, narró que al ver que la herida del terrorista no era tan contundente como debía ser, entendió que el artefacto no explotó en su totalidad y sólo entonces consideró que su vida estaba en peligro.
A esa hora Le Comptoir Voltaire estaba casi lleno y en una de sus mesas se encontraba el fanático hombre-bomba, probablemente meditando sobre el daño colateral que provocaría su suicidio, acto que seguramente no pareciera otra cosa que viajar directo al reino de alá, aunque las demás personas volasen en mil pedazos y se hundieran en aquel infierno.
Situado en el barrio Bercy Nación, entre el Sena, La Bastilla y el Pére Lachaise, zona que alberga hoteles, bancos, oficinas y residencias típicas de Paris, Le Comptoir es recordado por muchos turistas y parisinos acostumbrados a desayunar productos de alta calidad procesados allí como la mantequilla, mermeladas, croissant, panes, zumo de naranja y té verde, muy apreciados por exquisitos paladares.
En su menú además figuran pescado, carne, pequeños dulces y tapas Snacking, como también deliciosos postres de la casa, sin olvidar que ahí mismo se produce una excelente cerveza.

Comptoir Voltaire à Paris 11, carte-menu et photos

Sus callecitas contiguas están atestadas de ventorrillos con frutas, verduras, quesos y pescado donde apaciblemente los vecinos del lugar hacen sus compras, se encuentran con sus vecinos, e improvisan conversaciones callejeras.
Pizzería Casa Nostra (2 Rue de la Fontaine Au Roi 75011)
Una noche fría cualquiera como la de aquel 13 de noviembre, el aroma de las pizzas que sale de los hornos se transforma en una provocación difícil de evadir. Por eso las noches en Casa Nostra siempre son atareadas, animadas, concurridas.
Llegar es fácil, lo difícil es definir el plato principal. Dura elección. Todo provoca: Ensaladas, Pizzas, Arroces, todas las Pastas y los Postres. Cada ítem con múltiples y deliciosas ofertas.

Cosa Nostra in Lahore - Hungerist

El lugar es uno de los tertuliaderos preferidos de la gente que gusta de la cocina italiana vegetariana que allí se ofrece, como los risotto y el tiramisú, todo acompañado con un buen vino.
Por estar cerca del Canal San Martín, rodeado de muchos árboles y próximo al Teatro Apolo y a la Plaza de la República, la zona siempre está animada los viernes y fines de semana, cuando se llena de parejas y grandes grupos de amigos que salen a divertirse y a tomar algunas botellas de vino.
Aquella noche, mientras los asiduos clientes vivían otra velada de amigos entre copas y comidas, un sicario de alá armado con un rifle automático ruso, disparó sin compasión contra los clientes que ocupaban la terraza de la pizzería, causando cinco muertes.
Después todo fue silencio, roto por la súbita estampida de personas que abandonaron el lugar derribando mesas, bebidas y las comidas que disfrutaban, las cuales cayeron al piso mezclándose con la sangre de las inofensivas víctimas, que cayeron en la cafetería-restaurante Bonne Biere, donde fallecieron otras cinco personas:

– Nicolas Degenhardt,

– Lucie Dietrich,

– Elif Dogan,

– Milko Jozic

– Kheir-Eddine Sabhi

El Bataclán:
Construido en 1864, cuando lucía una hermosa fachada de pagoda china en la que se presentó la inolvidable Édith Piaf, el discutido Buffalo Bill, además de legendarias figuras del vodevile de la época y del rock de hoy, el teatro Bataclán fue el escenario de este episodio doloroso y real donde el fanatismo religioso, la música y la muerte, protagonizaron la más cruda obra de terror y angustia que se haya puesto en escena en París.
Ese inesperado momento lo iniciaron tres K-47 que interrumpieron el “beso al diablo” silenciando abruptamente guitarras y batería del grupo de rock californiano Eagles of Death Methal, abriendo la puerta del más allá por la que volaron 89 vidas en medio de una oleada de terror y pánico que dejó sumida en un dolor eterno a familiares y allegados.
Al concierto, llena de entusiasmo, asistió Elsa Delplace, una bonita mujer de 35 años que en compañía de su madre Patricia de 61 y de su hijo de cinco, fueron blanco de las balas de los criminales de alá. Las dos mujeres blindaron con sus cuerpos la vida del pequeño Louis quien sobrevivió bajo los cadáveres de los seres que lo venían cuidando con amor y esmero.
Detrás de cada asesinato hay una historia de vida. Pero también hay historias de sobrevivientes, como el niño que se escondió en el camerino que sirvió de refugio y tumba para un puñado de desdichados espectadores. El menor no fue masacrado porque se camufló bajo el abrigo de cuero del líder de la banda, Jesse Hughes, pero escuchó las detonaciones que silenciaron los ruegos de las víctimas.
Otra historia que conmovió al Bataclan fue la de Marie Lausch de 23 años y Mathias Dymarski de 22, ambos de Metz. El joven marcó “estoy a salvo” en una aplicación de Facebook abierta  después del ataque, creando un ambiente de zozobra acerca de su paradero. Dos días después, destrozados, los padres de los jóvenes confirmaron la muerte de sus hijos.

Murieron riendo plenamente felices, disfrutando de cada nota que les regaló el concierto, el uno muy cerca del otro, quizás observando el momento en que sus jóvenes vidas escapaban por la maldita puerta que abrieron los sicarios de alá. Llevaban más de cinco años de romance y tenían en sus ojos la llama encendida de aquella felicidad que sólo mueve el amor.
Asimismo, Stéphane Hache, un maître de hotel de 52 años, resultó asesinado en su aparta-estudio situado en el área trasera del Bataclan, al parecer por un proyectil disparado por las mismas armas que acribillaron a los espectadores y que en medio de la demencial refriega alcanzó a este hombre que murió en la tranquilidad de su apartamento.
 Víctimas:
– Stéphane Albertini: jefe de sala del restaurante Chez Livio en Neuilly-sur-Seine. Falleció junto a su primo Pierre Innocenti, de 40 años y uno de los jefes del mismo restaurante.
– Jean-Jacques Amiot: serifgrafista de 68 años.
– Thomas Ayad: de 32 años y empleado de Universal Music.
– Maxime Bouffard: 26 años, realizador de películas.
– Quentin Boulenger: de 29 años.
– Elodie Breuil: estudiante de Diseño de 23 años.
– Claire Camax: grafista de 35 años y madre de dos hijos.
 Nicolas Catinat: artesano carpintero de 37 años.
– Baptiste Chevreau: músico de 24 años.
– Nicolas Classeau: director del Instituto Universitario de Tecnología de Marne-la-Vallée.
– Precilia Correia: de 35 años y trabajadora de Fnac en La Défense.
– Guillaume B. Decherf: de 43 años y periodista en la revista Inrockuptibles.
– Alban Denuit: artista plástico de 32 años y profesor en la universidad de Bordeaux-Montaigne.
– Elsa Veronique Deplace San Martin: de 34 años. Fue asesinada junto a su madre, Patricia San Martin, de 61 años, funcionaria del Ayuntamiento de Sevran y responsable sindical en CGT.
– Vincent Detoc: arquitecto de 38 años, descrito como «guitarrista aficionado y amante de la música». Era padre de dos hijos.
– Elif Dogan: ciudadano belga de 26 años. Trabajaba en una empresa de informática de Lieja.
– Fabrice Dubois: Casado y padre de dos hijos, tenía 46 años. Trabajaba en Publicis Conseil.
– Romain Dunet: profesor de Inglés de 25 años.
– Thomas Duperron: responsable de comunicación de la sala de conciertos La Maroquinerie.
– Marie Lausch: de 23 años y estudiante en la NEOMA Business School.
– Mathias Dymarski: con 22 años, recién diplomado en la Escuela Superior de Ingeniería y jefe de proyecto en una empresa parisina.
– Salah Emad El-Gebaly: egipcio de 28 años.
 Germain Ferey: de 36 años, trabajaba en la producción y la ilustración audiovisual.
– Grégory Fosse: de 28 años, programador musical en D17.
– Christophe Foultier: de 39 años, trabajaba en comunicación de Havas Life.
– Suzon Garrigues: estudiante de tercero de la licenciatura de Lenguas Modernas Aplicadas. Tenía 21 años.
– Mayeul Gaubert: jurista de 30 años.
– Matthieu Giroud: profesor de Geografía de 39 años.
– Cédric Gomet: colaborador de TV5Monde, de 30 años.
– Juan Alberto González Garrido: ingeniero español de 29 años, había vivido en Marsella antes de trasladarse a trabajar a París.
– Anne Guyomard: de 30 años y auxiliar de puericultura.
– Pierre-Yves Guyomard: profesor de sonorización de 43 años.
– Stéphane Hache: maître en un hotel, de 52 años, y asesinado en su apartamento situado frente a Bataclan.
– Olivier Hauducœur: empleado de Arval de 44 años.
– Frédéric Henninot: trabajador del Banco de Francia en Cergy. De 45 años y padre de dos hijos.
– Pierre-Antoine Henry: ingeniero de 36 años.
– Mathieu Hoche: con 38 años, era padre de un hijo de nueve. Trabajaba como cámara en France 24.
– Nathalie Jardin: de 31 años, era directora de iluminación en Bataclan.
– Marion Jouanneau: de 24 años y originaria de la ciudad francesa de Chartres.
– Milko Jozic: ingeniero belga de 47 años.
– Jean-Jacques Kirchheim: trabajador de Free.
 Gilles Leclerc: floricultora de 32 años.
– Renaud Le Guen: recepcionista de 29 años.
– Christophe Lellouche: de 33 años, había trabajado en comunicación digital y era seguidor del Olympique de Marsella.
– Antoine Mary: desarrollador informático de 34 años.
– Cédric Mauduit: de 41 años, director de modernización en la región de Calvados.
– Fanny Minot: de 29 años, trabajaba como técnico de montaje en el programa de televisiónPetit Journal.
– Yannick Minvielle: de 39 años, director de creación en RED/Publicis.
– Cécile Misse: de 32 años y encargada de producción en el teatro Jean-Vilar en Suresnes.
– Marie Mosser: de 24 años, trabajó en Universal.
– Quentin Mourier: arquitecto.
– Christophe Mutez: trabajador de PROS France, de 48 años.
– Hélène Muyal: de 35 años y madre de un niño de 16 meses. Era maquilladora y peluquera y «fan del rock y la música alternativa».
– Bertrand Navarret: carpintero de 37 años.
– David Perchirin: antiguo periodista de 41 años, actualmente impartía clases en Seine-Saint-Denis.
– Aurélie de Peretti: de 33 años, había viajado desde Saint-Tropez para asistir al concierto.
– Manu Pérez: empleado de Universal Music, de 40 años, teniá la doble nacionalidad española y francesa
– Franck Pitiot: ingeniero de 33 años.
– Caroline Prenat: grafista originaria de Lyon y de 24 años.
– François-Xavier Prévost: de 29 años, trabajaba como publicista en ADCITY.
 Armelle Pumir Anticevic: de 46 años.
– Richard Rammant: motorista y fan del rock de 53 años.
 Valentin Ribet: de 26 años y abogado de empresa en el gabinete Hogan Lovells.
– Matthieu de Rorthais: de 32 años, trabajaba en la tienda Fnac de Rosny-sous-Bois.
– Estelle Rouat: de 25 años, era profesor de inglés en la ciudad de Colombes.
– Thibault Rousse Lacordaire: controlador de gestión en Colony Capital.
 Raphaël Ruiz: descrito como un «apasionado de la música y del cine» por la asociación de antiguos alumnos de Science Po Grenoble, donde había estudiado.
– Madeleine Sadin: de 30 años y profesora de francés en el colegio Chérioux de Vitry-sur-Seine.
– Lola Salines: editora en Gründ.
– Hugo Sarrade: de 23 años, estudiante de un master en Montpellier, de donde había llegado para ver el concierto.
– Maud Serrault: directora de Marketing y e-Commerce en Best Western, de 37 años.
– Sven Alejandro Silva Perugini: informático venezolano de 29 años, instalado desde hace algunos años en Palma de Mallorca.
– Valeria Solesin: italiana de 28 años, originaria de Venecia. Estudió un doctorado en Demografía y vivía desde hacía cuatro años en la capital francesa.
– Fabien Stec: alemán de 51 años. Doctor en Filosofía y crítico de arte.
– Ariane Theiller: de 24 años y editora en el semanario Rustica.
– Eric Thomé: fotógrafo y grafista.
– Olivier Vernadal: agente de impuestos de 44 años.
 Luis Felipe Zschoche Valle: chileno de 33 años.Guitarrista y líder del grupo Captain America.
 Carta Testimonio:

Una joven sudafricana de 22 años que reside en Paris, llamada Isobel Bowdery, narró en una carta publicada en su Facebook los momentos de pánico que soportó en pleno ataque, durante el cual entró en contacto con la sangre de los muertos y heridos que causó la masacre:
Nunca piensas que te va a pasar. Solo fue un viernes por la noche en un concierto de rock. El ambiente era tan feliz y todo el mundo estaba bailando y sonriendo. Y luego, cuando los hombres llegaron a través de la entrada principal y comenzaron los disparos, creímos que todo era parte del espectáculo.
No fue sólo un ataque terrorista, fue una masacre. Decenas de personas fueron asesinadas justo enfrente de mí. Charcos de sangre llenaron el piso.
Los gritos de hombres adultos que tenían en sus brazos a sus novias cadáveres, traspasaron la pequeña sala de conciertos. Futuros demolidos, las familias con el corazón roto en un instante. Conmocionada y sola, fingí estar muerta durante más de una hora, tendida entre las personas que podían ver a sus seres queridos inmóviles, conteniendo la respiración, tratando de no moverme, no llorar, no dar a los hombres el miedo que desearon ver.
Tenía una increíble suerte de sobrevivir. Pero muchos no lo hicieron. Las personas que habían estado allí por las mismas razones exactas como yo, que quería tener un divertido viernes por la noche, eran inocentes.
Este mundo es cruel. Y actos como este se supone que debe resultar de la depravación de los seres humanos y las imágenes de los hombres asesinos rondarán como buitres y me atormentarán por el resto de mi vida. De una forma meticulosa apuntaron y dispararon a las personas sin ninguna consideración por la vida humana. No se sentía real.
Me esperaba un momento para que alguien me dijera que fue sólo una pesadilla. Pero ser un sobreviviente de este horror me permite ser capaz de arrojar luz sobre los héroes. Para el hombre que me tranquilizó y puso su vida en peligro para tratar de cubrir mi cabeza mientras yo gemía, a la pareja cuya última palabras de amor me mantuvo creyendo en el bien en el mundo, a la policía que afortunadamente rescató a cientos de personas, a los desconocidos, al que me recogió en la carretera y me consoló durante los 45 minutos que realmente creía que el chico que amaba estaba muerto; al hombre herido que yo tenía confundido con él y luego que reconocí que él no era y me sostuvo y me dijo que todo iba a estar bien a pesar de estar solo y asustado a sí mismo; a la mujer que abrió sus puertas a los sobrevivientes, a la amiga que me ofreció refugio y se fue a comprar ropa nueva, para no tener que llevar manchas de  sangre en mi ropa; a todos ustedes que han enviado mensajes de cuidado de apoyo, ustedes me hacen creer que este mundo tiene el potencial para ser mejor.
Nunca podemos dejar que esto suceda de nuevo.
Pero la mayor parte de esto, es que las 89 personas que fueron asesinadas en el interior de ese lugar, que no fueron tan afortunados, y me hicieron llegar a despertar hoy y por todo el dolor que sus amigos y familias están pasando. Lo siento.
No hay nada que solucione el dolor. Me siento privilegiada de estar ahí para presenciar sus últimos suspiros. Y en verdad creía que iba a reunirme con ellos, les prometo que sus últimos pensamientos no estaban en los animales que causaron todo esto. Fue pensando en las personas que amaban.
Como me acosté en la sangre de los extraños y esperando mi bala para terminar mis pocos 22 años, me imaginé todos los rostros que he amado y susurré Te quiero, una y otra vez. Reflexioné sobre los mejores momentos de mi vida. Deseando que supieran que los amo mucho, con el deseo de que sabían que no importa lo que me pasó, para mantener la esperanza en lo bueno en la gente y no dejar que esos hombres ganaran.
Ayer por la noche, la vida de muchos cambió para siempre y depende de nosotros ser mejores personas. Vivir las vidas que las víctimas inocentes de esta tragedia soñaban pero lamentablemente ahora no podrán cumplir. Ángeles RIP. Nunca serán olvidados.
La otra guerra:
Cuando los heridos de gravedad empezaron a llenar los centros de urgencia de París, se inició una verdadera batalla contra la muerte.

París lloró a los suyos…

Médicos internistas, neurólogos, traumatólogos, cardiólogos, urólogos, oculistas, cirujanos plásticos, psicólogos, psiquiatras, fisioterapeutas y una tropa de enfermeras y enfermeros se transformaron en un ejército cuyo principal objetivo fue impedir que los criminales cobraran más vidas…y lo lograron!
De las 350 personas heridas que atiborraron los centros médicos, tres estuvieron en estado crítico, 41 en cuidados intensivos y 195 hospitalizadas en observación. Los demás fueron dados de alta después de examinarlos y curarles lesiones leves.
París no se rinde
Esta historia de terror en Europa es un campanazo extremo sobre la amenaza que líderes locos y presuntuosos islamitas quieren repetir muchas veces.
Pero en esta ocasión, las 130 víctimas de su terror, murieron con la felicidad a flor de piel, mirándolos a los ojos y recordándoles, que a esta ciudad de la libertad no se le derrota tan fácilmente.
Aquella sensación de ciudad privilegiada la sintió siempre el poeta peruano César Vallejo, el cual murió en París el 15 de abril de 1938, y quien escribiera este intenso, corto y emblemático poema:

 

Piedra negra sobre una piedra blanca
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
También con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…
Ya el olor a pólvora se ha desvanecido. 130 seres están plenamente acomodados en el más allá, mientras los suyos los lloran eternamente. El mundo seguirá girando sin soluciones de fondo. Actos como estos se repetirán muchas veces más y sólo la sensatez (algo imposible de vislumbrar hoy) nos puede salvar como seres humanos.

Foto: The Guardian

La muerte impuesta por cobardes terroristas llega a la Belle Equipe…

 

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Rusia debe explicar muerte de opositor y

Estados Unidos de periodistas investigativos

 

Esclarecer plenamente quien ordenó disparar por la espalda a Boris Nemtsov, considerado el más férreo opositor de Putin, o demostrar que la muerte de Ned Colt, David Carr y Bob Simon, prestigiosos periodistas norteamericanos que intentaban obtener pruebas que comprometerían a Bush en el atentado del 11 de Septiembre, es una utopía. Lo que queda claro es que las potencias no se “paran en pelos” a la hora de intervenir para acallar hechos que los comprometen… valientes silenciados.

Boris Nemtsov fue asesinado de cuatro disparos en la noche del 27 de febrero de 2015 en Moscú, mientras caminaba cerca del Kremlin con una amiga ucraniana. El hecho ocurre días después de que participara en una marcha en contra de la guerra en Ucrania.

En una entrevista reciente, Nemtsov aseguró que temía que Putin lo matara debido a su postura frente al conflicto con el país vecino.

El asesinato de Nemtsov, viceprimer ministro de dos gabinetes rusos en 1997 y 1998, se produjo a menos de dos días de la marcha de protesta antigubernamental que había convocado la oposición extraparlamentaria rusa, cancelada tras el asesinato de uno de sus convocantes.

Los opositores pretendían reunir al menos a 100.000 personas en Moscú para exigir al Kremlin que ponga fin a su participación en el conflicto armado en Ucrania.

Nemtsov fue también  primer ministro a finales de 1990 bajo la presidencia de Boris Yeltsin y era uno de los críticos más voraces del actual presidente Vladimir Putin.

Una de sus señalamientos más fuertes fue durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 celebrados en Sochi,  cuando publicó un informe en 2013 que describe estos juegos como una de los más «escandalosas estafas» en la historia reciente de Rusia. Afirmó que hasta el 60% del costo final -unos 30 mil millones dólares- se había malversado.

El asesinato de este líder de la oposición liberal rusa conmocionó a los círculos políticos rusos. Según la agencia Interfax, el político, que iba acompañado de una mujer, fue tiroteado desde un vehículo blanco que se dio a la fuga y murió a consecuencia de los cuatro tiros que recibió.

Coronavirus en el Kremlin: Dmitri Peskov, vocero de Vladimir Putin ...

Dmitri Peskov, secretario de prensa de Putin, dijo que el presidente había sido informado de lo ocurrido inmediatamente y que declaró que el “cruel asesinato tiene todos los indicios de haber sido encargado y tiene un carácter exclusivamente provocador”.

Nemtsov, de 55 años, era uno de los principales organizadores de la marcha de la primavera contra la guerra en Ucrania, convocada por la oposición.

En el clima de propaganda contra Occidente y contra los políticos de corte occidental propiciado por el Kremlin, su violenta muerte constituye un factor añadido de inestabilidad, y siembra inquietantes incógnitas en el panorama político ruso donde las fuerzas nacionalistas y conservadoras se han consolidado animadas por el liderazgo y la agresiva política de Putin.

El político era autor de varios folletos sobre la corrupción del régimen ruso actual y también había investigado y denunciado los enormes costos de la Olimpiada de invierno, que se celebró en febrero de 2014 en Sochi.

Se desconocen por el momento las causas del asesinato y si éste podría responder de alguna forma a la demonización de la que fue objeto el político junto con sus compañeros ideológicos.

En su última entrada en su blog, Nemtsov decía que las autoridades rusas comprendían muy bien la importancia del mitin convocado para el 1 de marzo en Moscú, y que por ello habían aparecido 11 solicitudes para realizar marchas en diferentes lugares de la capital (para diluir la principal) y se había organizado la proyección televisiva de una película propagandística sobre la oposición.

Entre las consignas de la marcha de la primavera figuran lemas como “Putin es la guerra, Putin es la crisis, Despierta, país”. “Los que estén en contra de la guerra de Rusia con Ucrania, los que estén a favor de que cese la agresión de Putin, vengan a la marcha de la Primavera a Marino el 1 de marzo”, había escrito.

En otro reciente comentario, Nemtsov criticó la política del Kremlin hacia Ucrania y argumentó que el ex presidente de ese país, Víctor Yanukóvich, traicionó a su pueblo, guiado por los consejos de Vladímir Putin. Si Yanukóvich hubiera cedido a la población, se hubiera podido evitar el derramamiento de sangre, pero “por consejo de Putin a mediados de enero aprobó las leyes dictatoriales que provocaron los duros enfrentamientos que al final produjeron la muerte de decenas de personas”, dijo.

«Si no quieren un Maidán en Rusia, devuélvanos las elecciones”, había escrito, pasando a criticar después la marcha Antimaidán que se celebró aquel pasado fin de semana en Moscú. Si se convocan elecciones, “no habrá que convocar una marcha extravagante por dinero y no habrá que avergonzarse ante todo el mundo”, señalaba.

El presidente estadounidense, Barack Obama, condenó el «brutal asesinato» del líder opositor, según ha informado en Twitter el Consejo de Seguridad de la Casa Blanca. Washington ha pedido al Gobierno ruso que lleve a cabo una «investigación rápida, imparcial y transparente» y que «garantice que los responsables sean llevados ante la justicia».

Boris Nemtsov: The man who dared to criticize Vladimir Putin ...

Perfil:

El veterano opositor ruso Borís Nemtsov, asesinado en Moscú, era uno de los mayores críticos con la injerencia rusa en Ucrania defendida por el jefe del Kremlin, Vladímir Putin.

«El partido de la guerra dirige el país con Putin a la cabeza», aseguró Nemtsov, de 55 años, durante una manifestación en favor de la paz en Ucrania.

Nemtsov se mostró siempre en contra de la política del Kremlin en el país vecino, tanto en la Revolución Naranja de 2004, como en la anexión de la península de Crimea o más recientemente con el apoyo a los separatistas prorrusos.

Precisamente, este liberal denunció la presencia de miles de militares rusos en el bando insurgente en Ucrania, acusaciones respaldadas por defensores de los derechos humanos, pero un extremo que el Kremlin siempre ha negado.

Nemtsov, físico de formación de raíces judías, comenzó su fulgurante carrera política poco antes de la caída de la Unión Soviética en 1991.

Con apenas 32 años fue nombrado gobernador de la región de Nizhni Novgorod, donde puso en marcha un ambicioso programa de reformas que disparó su popularidad a nivel nacional.

Desde un principio, fue considerado uno de los delfines de Borís Yeltsin, el primer presidente democráticamente elegido de la historia de Rusia.

Por eso, no sorprendió a nadie cuando Yeltsin le llamó en 1997 para que asumiera los cargos de viceprimer ministro del Gobierno y titular de Energía.

En ese momento, muchos analistas incluyeron a Nemtsov entre los candidatos a sustituir a Yeltsin, pero la suspensión de pagos de 1998 frenó su brillante ascensión.

Nemtsov dimitió del cargo y comenzó una larga travesía en el desierto en las filas de la oposición liberal, desde entonces castigada una y otra vez por el electorado ruso.

Aunque después admitiría su error, respaldó la candidatura de Putin -quien había sido nombrado personalmente por el propio Yeltsin- en las elecciones presidenciales de marzo de 2000.

En 2004 Nemtsov fue uno de los pocos políticos rusos que apoyó abiertamente la Revolución Naranja en Ucrania e incluso intervino en varios mítines opositores en Kiev, lo que le enemistó definitivamente con el Kremlin.

Seguidamente, fue asesor del nuevo presidente ucraniano, Víktor Yúschenko, quien se convirtió en enemigo acérrimo de Putin al abogar por el ingreso de su país en la OTAN.

Durante muchos años participó activamente en la organización de protestas antigubernamentales contra la involución democrática en Rusia, por lo que fue detenido en más de una ocasión, aunque la capacidad de convocatoria de la oposición era muy limitada.

También fue uno de los mayores críticos del proceso de acoso y derribo contra la petrolera Yukos y su fundador Mijaíl Jodorkovski, ahora exiliado.

En 2011 publicó junto a otros opositores un informe sobre Putin y la corrupción, en el que se denunciaba el masivo enriquecimiento ilícito del círculo más cercano al jefe del Kremlin.

Todo cambió en diciembre de ese año con las denuncias de fraude oficialista en las elecciones parlamentarias, tras las que más de cien mil personas salieron a protestar a las calles de Moscú al grito de «Rusia sin Putin».

Las mayores protestas desde la caída de la URSS insuflaron nueva energía a la oposición extraparlamentaria rusa y al propio Nemtsov.

En los meses siguientes criticaría con dureza el retorno de Putin al Kremlin tras el periodo de cuatro años en el Gobierno y la aprobación de unas draconianas leyes contra la libertad de reunión y manifestación.

Conocido por su carácter impulsivo, no dudó en presentar una denuncia ante los tribunales en defensa del honor contra Putin después de que éste afirmara en televisión que Nemtsov y otros liberales deseaban regresar al poder para robar.

Los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi de febrero de 2014, considerados uno de los mayores legados de Putin, fueron catalogados por Nemtsov como una de las mayores estafas de la historia de Rusia.

Desde el estallido de la crisis ucraniana, Nemtsov criticó una y otra vez al Kremlin por apoyar la sublevación armada en las regiones de Donetsk y Lugansk, y organizó varias marchas callejeras en favor de la paz en el país vecino.

Entonces, en unas polémicas declaraciones, Putin llamó «traidores nacionales» a aquellos que, como Nemtsov, se niegan a defender los intereses rusos, en referencia a la minoría rusoparlante en Ucrania.

Precisamente, el domingo siguiente al de su muerte, iba a presentar un informe sobre la presencia militar rusa en Ucrania durante la multitudinaria marcha anticrisis que tenía previsto celebrar la oposición en la capital rusa.

Mueren tres periodistas que preparaban un documental sobre la ...

               Bob Simon                     David Carr                         Ned Colt

Increíble coincidencia ronda la muerte de tres periodistas

Tres periodistas norteamericanos que murieron en extrañas circunstancias con apenas una semana de diferencia, buscaban obtener archivos secretos para emitir un documental que demostraría la complicidad del gobierno de Bush en el peor atentado de la historia en territorio norteamericano: el derribo de las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001. Se trata de Ned Colt, David Carr y Bob Simon.

De acuerdo a los medios, el 12 de febrero de 2015 murió el corresponsal, escritor y presentador del programa 60 minutos de la cadena CBS Bob Simon (1) en un accidente automovilístico en Nueva York, sobre el que curiosamente el Departamento de Bomberos, que debió intervenir dijo que los dos ocupantes del vehículos chocado «tenían heridas que no ponían en peligro sus vidas».

Simon murió horas después en el hospital. Tenía 73 años y había ganado como periodista más de 27 Premios Emmy, en medio siglo de coberturas, en escenarios informativos de máximo destaque.

Al día siguiente, el 13 de febrero, fallecieron otros dos periodistas: el corresponsal de la cadena NBC, Ned Colt,(2) que murió por un presunto derrame cerebral masivo, después de una prolífica carrera, en la que se había destacado por su trabajo en el Comité Internacional de Rescate a los Refugiados de Naciones Unidas.

El mismo día, David Carr uno de los columnistas más prestigiosos del The New York Times, murió en el Hospital St Lukes Roosevelt, después de desmayarse en su oficina del periódico. No hubo mayor información desde el diario oficialista norteamericano sobre las causas de la muerte de su cronista.

Los tres periodistas, más Brian Williams, quien debió renunciar a la NBC por mentir sobre una noticia de Irak, tenían desde este año una agencia independiente de noticias, y pensaban presentar su primer documental con «los archivos más secretos del Kremlin», donde se probaba «indudablemente» la participación del Gobierno de Washington, en los atentados contra las Torres Gemelas, de septiembre de 2001.

Los periodistas intentaban tener acceso a una información en la que el presidente ruso, Vladimir Putin, decía tener pruebas obtenidas por satélite de hechos que involucraban directamente a la administración Bush de lo ocurrido el 11 de Septiembre.

Detrás de todo ello estaría el mismo presidente ruso, interesado en que se sepa esta ‘verdad’ y de la participación del gobierno de Estados Unidos y los servicios de inteligencia en los ataques del 11 de septiembre. Es una nueva versión de la ‘Guerra Fría’ y cuyo objeto oscuro de deseo era el control del petróleo y los intereses petroleros de Estados Unidos en el Medio Oriente así como sus empresas estatales, entre ellas las del entonces presidente George Bush y familia.

Los tres periodistas fallecidos consideraban lamentable la manipulación de la información en torno a este tema, quizás por ello se justifique desde el gobierno el controlar las informaciones de los medios de comunicación alternativos y se amenaza con ilegalizar aquellos sitios más osados con la información.

En relación con estos archivos del 9/11 en poder del Kremlin, el presidente Putin había alertado que iba a divulgarlos.

Los expertos estadounidenses creen que a pesar del hecho de que las relaciones entre los EE.UU. y Rusia llegaron al punto más grave desde la Guerra Fría, Putin entregó a Obama problemas menores. Los analistas creen que esto es sólo la “calma antes de la tormenta”.

Putin va a golpear una vez y está preparando el lanzamiento de pruebas de la participación del gobierno de Estados Unidos y los servicios de inteligencia en los ataques del 11 de septiembre.

 

Mejorarán relaciones entre Rusia y Estados Unidos? | KienyKe