eduardo a arias a

Romper los esquemas de seguridad para mezclarse entre la gente como un mesías inmortal, es un juego que no sólo le puede costar la vida, sino provocar una hecatombe nacional.

De otro lado está un tema difícil de solucionar que requiere carácter y mucha transparencia: El manejo de las comunicaciones de este gobierno que apenas arranca.

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No es recomendable aceptar tan mansamente que los medios impongan un debate cada día sobre las posturas y comentarios del gobierno, y lo transformen en una agenda obligada quitándole el control de sus propios hechos políticos y de su gobernabilidad.

Esta situación debe resolverse con mucha imaginación y reingeniería en el manejo de la información del gobierno y exige del equipo de comunicación de la Casa de Nariño mucha cohesión, coherencia y agilidad en la construcción y planeación de cada presencia pública, porque lo que se observa está muy flojo y con mucha improvisación.

Los medios hacen parte fundamental de la democracia cuando informan con lealtad y objetividad. Pero en Colombia los medios de hoy hacen retruécanos con los hechos y con las declaraciones para levantar debates, buscando debilitar la gobernabilidad y golpear la credibilidad.

Es muy claro su objetivo si se observa la tendencia de noticieros y demás espacios de información cuando el volumen del despliegue aumenta para señalar errores y se minimiza para informar sobre los aciertos. Esto ya es tan obvio que muchas personas empiezan a dejar de leer, ver y escuchar contenidos noticiosos nacionales tendenciosos.

Tal realidad deja al desnudo el juego de los medios que obligaría a quienes dirigen la comunicación de cada acción pública del gobierno, a planear rigurosamente cada movimiento, porque de lo contrario los medios terminarán imponiendo una imagen negativa a una opinión pública que de todas formas continúa en sus manos.

La agencia de comunicaciones del gobierno sabe que a los medios nunca se les podrá negar informaciones públicas, lo que no se pueden dejar imponer es el cuándo y el cómo. Es decir, el gobierno puede tomarse su tiempo y la forma de entregar la información cuando la procese con todos los elementos posibles para no permitir ningún esguince en su interpretación periodística.

De lo contrario la ligereza terminará ahogándolos en sus propias explicaciones, como está pasando en este momento de aprendizaje.

Y retomando el tema de la seguridad, el presidente Gustavo Petro tendrá que someterse sin reparos a los planes de seguridad de sus agentes, porque de lo contrario no habrá esquema posible que lo blinde plenamente.

La gente lo aclama, pero sobre todo quiere que nada le pase a este presidente ni a ningún otro. Aquí ya sabemos lo que duele la muerte de un caudillo, sin importar su causa. Los magnicidios dejan una estela de vergüenza pública insoportable y mucho dolor.

Entonces resolver definitivamente la seguridad del presidente y darles manejo apropiado a las comunicaciones de la presidencia de la república y de su gobierno, exige mucho conocimiento de la cosa pública y de la política, y deben estar en manos de experiencia comprobada…la improvisación mata!