Corruptos & Católicos

eduardo a arias a
Queso con bocadillo, arroz con fríjoles, coca cola en hielo con pan caliente relleno de mantequilla, una popular bien fría con pandebono, chocolate con almojábana, empanada con ají, cerveza fría con picada, dulce de mora con leche, hamburguesa con papas a la francesa, arepa o arroz con huevo, pescado con patacones verdes…son algunos de los innumerables ”casados” que disfrutamos plenamente en Colombia…los “casados” nos encantan!
Pero hace ya muchos largos años que un “casado” amargo nos atormenta como sociedad…la corrupción ejercida a plenitud por hombres y mujeres que se dicen católicos, y que en nombre de Dios se enriquecen criminalmente sin arrepentimiento alguno.
Seamos o no católicos, o fieles de otra congregación religiosa, existe algo que todo ser humano debe repudiar con firmeza…el mal actuar de una persona sin importar lo que religiosa o políticamente diga que representa.
Ya basta de ese “Dios te Bendiga” saliendo de la boca de personajes corruptos que desde la cárcel o desde otros escenarios intentan demostrar inocencias invocando falsas posturas espirituales.
La escasa resolución de la iglesia la convierte en cómplice de este actuar de la sociedad católica, en donde se prefiere, al igual que los tres monos sabios, cerrar los ojos, tapar oídos y callar, antes que enfrentar desde lo moral y desde los principios, un fenómeno que nos afecta a todos.
Las sociedades se precipitan al caos cuando sus líderes son descubiertos cometiendo bochornosos actos de corrupción, de violencia, de exclusión social y de doble moral. Y ese liderazgo también recae en la iglesia católica, porque además presencia desde lo social las dificultades de la gente.
A la falta de coraje para resistir los actos corruptos, se suman los tristes episodios de pederastia que dañaron profundamente la confianza del feligrés con su iglesia, en donde el mensaje de un hombre llamado Jesús, está francamente en contravía de lo que representan hoy los católicos.
Un católico crítico del homosexualismo ingresa al juego de la doble moral, cuando descubre que su hijo es gay. Una esposa católica deja de entrometerse en la vida ajena, cuando su marido es corrupto. Y ya ningún católico se atreve a juzgar a una mujer por no ser virgen.
Y con esta revoltura que causa las reformas morales de la sociedad, la Iglesia Católica no ha podido sintonizarse a fondo con su feligresía. Incluso se puede decir que el católico de casa, de la calle, el católico común, está hoy por encima de su iglesia. Viene sufriendo en solitario la más cruel devastación de la moral humana…la iglesia los dejó solos!
Nadie se explica cómo los católicos hacen parte de conglomerados mafiosos y corrompidos, siguiendo incluso preceptos religiosos como asistir a la iglesia, casarse por la iglesia, bautizar a sus hijos, confesarse, comulgar y levantar capillas privadas en lujosos espacios conseguidos de manera ilícita.
Esa horrible costumbre de criticar al otro, de calumniarlo, de clasificarlo desde un estrato social, de excluirlo, de compararlo, de ser juez de sus actos y de su pensamiento, de mantener su intimidad en el microscopio, para luego acogerlo hipócritamente con un abrazo y una sonrisa, es algo tan escabrosamente común entre círculos católicos, que derrumban de un golpe la misericordia y la piedad.
Algo no funciona bien en la conciencia humana. No se puede ser católico por tradición. Se cree en un Dios Bueno por profunda convicción, no por apariencia. Por lo tanto los católicos tendrán que retomar el camino de la coherencia, en donde lo que se piensa, se habla y se dice, esté ligado a una fe innegociable…
Oigo decir en misa:
“Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme”.
Entonces pienso en tantos personajes públicos enfermos y corrompidos del alma, que ya es necesario que alguien los invite a no burlarse más de la fe.
























